martes, 23 de marzo de 2010

guayaba


Nombre común o vulgar: Guayabo, Guayabos, Guayaba, Guayabas, Guayabero

Nombre científico o latino: Psidium guajava

Familia: Mirtáceas (Myrtaceae).

Origen: América tropical.

Etimología: Deriva del griego "psidion", granada, por la aparente semejaza entre los frutos.

Árbol pequeño o arbusto.

No suele superar los 5 m de altura.

Tronco con corteza escamosa de color marrón grisáceo.

Tiene ramillas cuadrangulares.

Hojas coriáceas, opuestas, de oblongo-elípticas a ovadas-enteras, de 7-15 cm de longitud. Envés pubescente y nerviación destacada, con 10-20 pares de nervios laterales.

Flores blancas, axilares, solitarias o en pequeños grupos, de unos 2,5 cm de diámetro, sobre pedúnculos delgados.

Frutos:

Fruto esférico, ovoide o piriforme de 3-10 cm de diámetro, amarillo con la pulpa blanca, rosada, o rojiza, algo ácida con olor a almizcle.

Según las diversas variedades, la guayaba puede tener forma redondeada semejante a un limón o parecida a una pera.

Su cáscara es cerosa; en algunas variedades de piel lisa, otras rugosa y de un color, de verde a amarillento según la especie y su grado de maduración.

Bajo la cáscara se encuentra una primera capa de pulpa, consistente y firme.

La capa interior es más blanda, jugosa y cremosa albergando un gran número de semillas de constitución leñosa y dura.

La pulpa puede ser color beige en ocasiones y en otras de color rosado.

El fruto se consume crudo, en compota, jaleas, mermeladas o para elaboración de dulces.

Las guayabas son muy ricas en vitamina C.

Otros usos:

Árbol muy apreciado por su aromático fruto, y por el uso medicinal que se da a otras partes como el tronco, la corteza y las ramas.

Valor ornamental: destacado sobre todo por sus frutos y su corteza.

Especialmente recomendado para pequeños jardines.

CULTIVO

Resistente a la sequía y al calor intenso.

No resiste las heladas. Debe cultivarse protegido de los fríos intensos.

Poco exigente en suelos, aunque con fines productivos le convienen los suelos profundos y ricos con abonados periódicos.

Prefiere suelos ricos y bien drenados, con un pH entre 5 y 7.

Riego frecuente y abono con nitrógeno reducido.

Requiere de una humedad constante de las partes profundas de las raíces, especialmente en la fase de floración; una sequía temporal provoca la caída de los brotes de flor.

Soporta podas de formación rigurosas sin que se vea afectado el crecimiento de los frutos, ya que éstos se desarrollan sobre ramas de renuevo.


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